Tapizando

Una de las formas más fáciles de transformar algo es tapizándolo. Con un poco de tela y una engrampadora podemos dejar cualquier cosa como nueva. Usé esta técnica para renovar y cambiar la apariencia de un montón de objetos, sillas, bancos, cama, percheros, tabla de planchar, etc. ¡ya los van a ver!

engrampadora

Para comenzar por el principio, la engrampadora la tuve muchos años antes de empezar a usarla, y lo primero que tapicé fue esta silla antigua que unos amigos habían dejado abandonada después de su mudanza. La dejaron porque estaba rota y no podía usarse para sentarse, por eso la usábamos para bañar al gato. A pesar de que el uso que le dábamos no requería que se viera bien, decidí hacer que se viera un poco mejor y tapicé con una remera vieja el asiento. Cambió un montón la silla con ese simple detalle. Lamentablemente no tengo una foto de cómo se veía antes ni ninguna otra de la silla, al menos en esta se puede apreciar el contraste que hace el azul eléctrico con la madera.

A partir de aquí ya no recuerdo el orden de las cosas que hice, igualmente las voy a ir mostrando, pero hoy le toca a las sillas. Mi juego de comedor consiste en una mesa redonda con cuatro sillas que le perteneció por años a mis tías, hasta que la casualidad hizo que el mes en que yo me casé coincidiera con la mudanza de ellas a un departamento equipado a nuevo, entonces ellas, en su inmensa generosidad, pensaron en nosotros y nos regalaron muchas cosas que no iban a necesitar en su nuevo hogar, entre ellas el juego de comedor. 

Así se veían las sillas cuando llegaron a mi casa:

Este no es el tapiz original, ya que ellas ya las habían mandado a retapizar unos años antes, originalmente tenían una tela beige que parecía una gamuza, de esas que cuando le pasas la mano se mueven los pelitos y parece que cambia de color. 

Como se ve en la foto hubo una época en que tuvimos muchos gatitos en casa, y entre ellos y sus padres durmiendo y afilando sus uñas en las sillas  el tapizado quedó manchado y rasgado en varias partes, así que cuando sólo nos quedaba un gato, Totoro, y después de haber probado con la silla rota me decidí y renové las sillas. 

Lo ideal hubiese sido hacerme un recorrido por Once y comprar una tela que me gustara, pero la situación económica estaba muy lejos de ser la ideal, así que tuve que ser creativa y usar lo que tenía en casa, y la verdad es que nunca me han faltado telas. Me alegra que haya sido así porque por la falta de cosas materiales aprendí a desarrollar habilidades y a encontrar recursos y reemplazos más allá de lo obvio y del presupuesto. 

Siendo así la cosa, elegí de entre mis telas esta tela rosa que era de unas cortinas viejas, tan viejas que no tengo ni idea donde colgaban. Procedí a desatornillar el asiento de cada silla y sobre la tela vieja nomás le puse la nueva y las engrampé por el revés, quedó muy desprolija la cosa, pero no se veía porque el desastre quedaba en la parte de abajo. Con los años fui perfeccionando de a poco la "técnica". 

Después de unos años me cansó un poco el tapizado y  quise cambiarlo de vuelta, para esta ocasión elegí de tela las cortinas de mi habitación de adolescente, como la ventana de la habitación era enorme tenía mucha tela de esta cortina. 

Cómo ningún adolescente le saca fotos a sus cortinas, la únicas fotos de prueba que conseguí eran el fondo de otras fotos y se ve re mal, pero es la misma tela, enserio. 

Procedí de igual manera que la vez anterior, pero esta vez sí saqué la tela del último tapizado  (las lavé y las tengo guardadas, quizás algún día las use para algo), y esta vez tuve más cuidado al engrampar para que no quedaran restos de tela colgando por abajo, quedó mucho mejor. 

Ya pasaron varios años desde que puse esta tela y estoy pensando en cambiarla, en realidad, quiero cambiar todo el juego de comedor, si no sucede pronto voy a empezar a buscar entre mis telas el próximo tapizado. 

Así quedaron las sillas con la tela "nueva"

Besos, 

Yesi